El diseño en la antigüedad
Al hablar de diseño se
debe de tener en cuenta en primer lugar, que la palabra diseño aparece por
primera vez en español hacía 1300 y en inglés aún mas tarde. Es por ello que
puede parecer improcedente el hablar de diseño en la antigüedad, pero si nos
atenemos al concepto de diseño tal y como lo estamos estudiando, si que podemos
efectuar un recorrido desde la antigüedad.
El origen de las marcas se remonta al siglo VIII a. C. y
si nos referimos a los objetos creados por el hombre nos tenemos que remontar a
los mismos orígenes de la humanidad.
El ser humano cuando cuando crea los cuencos o las puntas de flecha busca
simplemente cubrir unas necesidades concretas y vitales. Las formas, la
armonía, la belleza de los mismos pasan a un segundo plano, aunque en su propia
simplicidad poseen estas cualidades.
Los alfareros marcaban las ánforas y las jarras en las que se exportaba vino
y aceite para expresar su identidad o su lugar de origen. Esa era su función
esencial.
Algunos autores opinan
que uno de
los usos del templo griego fue el de la intencionalidad de su forma simbólica.
La construcción de templos y la producción de estatuas, obedecen
prioritariamente a una clara voluntad de afirmar el poder, su religión y su
cultura a través de la implantación sistemática de modelos cuya función
emblemática, en efecto, aumenta a medida que el espectador se aleja del objeto.
Contemplando un templo griego a distancia veremos que su forma equivale, en
cierta medida a una auténtica marca distintiva. Un ejemplo puede ser el Templo
de Segesta.
En Pompeya, se puede ver en la puerta de lo que fue una
carnicería un bajorrelieve con cinco patas de res ya despiezadas y que indica
inconfundiblemente el carácter del establecimiento.
Esta información pública y comercial planteada en ordenados paneles
situados en el ágora, que era el centro político, social y comercial, es sin
duda el precedente de los actuales carteles urbanos
De entre las grandes aportaciones de los romanos al diseño de
la tipografía, destaca especialmente el establecimiento de un canon
de escritura muy perfilado. En la columna Trajana (Roma, 114 d.C.). Los
caracteres muestran un pequeño pie para compensar el ensanchamiento óptico de
la parte central de los rasgos verticales y establecer una base imaginaria de línea.
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